Sobre el cuerpo:
Dice Descartes en su sexta meditación:
"Para imaginar, necesito una peculiar tensión del alma, que no uso para entender: y esta tensión del alma muestra claramente la diferencia que hay entre la imaginación y la intelección pura."
Hasta acá, pareciera haber una cierta aprehensión del cuerpo, que queda caída posteriormente cuando, un poco mas adelante, dice:
"Pero al tratar de explicarme por qué cierta tristeza del alma es consecuencia de no sé qué sensación de dolor, y cierta alegría lo es de la sensación de cosquilleo, o bien por qué aquella confusa punzada del estómago que llamo hambre me avisa de que tengo que comer, y la sequedad de la garganta de que tengo que beber, etcétera; cuando trataba de explicarme estas cosas, digo, no encontraba otra razón sino que así me lo enseñó la naturaleza; pues no hay ninguna afinidad (al menos que yo entienda) entre esa punzada y la voluntad de comer, es decir, entre la sensación de la cosa que provoca el dolor y el pensamiento de tristeza que resulta de esta sensación."
Esta adjudicación a la naturaleza no es independiente de una consideración neurótica, dado que el psicótico nos muestra, justamente, la no inscripción de esa "naturaleza", y entonces, por ejemplo, anorexias donde no se siente el cuerpo (por lo tanto, tampoco es una anorexia) o la experimentación de la falta de experimentación.
Dice Descartes en su sexta meditación:
"Para imaginar, necesito una peculiar tensión del alma, que no uso para entender: y esta tensión del alma muestra claramente la diferencia que hay entre la imaginación y la intelección pura."
Hasta acá, pareciera haber una cierta aprehensión del cuerpo, que queda caída posteriormente cuando, un poco mas adelante, dice:
"Pero al tratar de explicarme por qué cierta tristeza del alma es consecuencia de no sé qué sensación de dolor, y cierta alegría lo es de la sensación de cosquilleo, o bien por qué aquella confusa punzada del estómago que llamo hambre me avisa de que tengo que comer, y la sequedad de la garganta de que tengo que beber, etcétera; cuando trataba de explicarme estas cosas, digo, no encontraba otra razón sino que así me lo enseñó la naturaleza; pues no hay ninguna afinidad (al menos que yo entienda) entre esa punzada y la voluntad de comer, es decir, entre la sensación de la cosa que provoca el dolor y el pensamiento de tristeza que resulta de esta sensación."
Esta adjudicación a la naturaleza no es independiente de una consideración neurótica, dado que el psicótico nos muestra, justamente, la no inscripción de esa "naturaleza", y entonces, por ejemplo, anorexias donde no se siente el cuerpo (por lo tanto, tampoco es una anorexia) o la experimentación de la falta de experimentación.
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